Me estoy leyendo un libro muy interesante
"El poder de la profecía", sobre todo este catastrofismo que aparentemente nos rodea, y que parece ser que ya predijeron muchos en épocas lejanas. Yo siempre he huido de esas visiones que dictan que la humanidad acabará destruida por un sinfín de cataclismos naturales, aunque mi razón me dice y me cuenta que si otras veces ha sucedido puede volver a suceder tranquilamente.
Pero vamos, siempre he tenido la esperanza de que podemos cambiar todo eso, de algún modo. Y por ese motivo ya estoy más que acostumbrada a que me llamen cosas como ingenua, confiada,
naive o directamente tonta del bote, así que me resbala. Y sigo confiando.
Lo bonito de este libro es que viene a apoyar mis peregrinas teorías sobre que la bondad, el amor, el servicio y ese cambio de actitud pueden cambiar tanbién el rumbo de nuestro pequeño gran mundo. ¿Y quién lo dice? Pues los esenios.
Jejeje los esenios, dirás... esos tipos ya muertos y enterrados... cualquiera se fía!
Bueno, pues yo me fío. Esos rollos esenios del Mar Muerto dicen cosas muy sabias, que además, si uno está un poco leído, coinciden enteramente con las explicaciones dadas por muy diversas tradiciones en todo el mundo: mayas, aztecas, budistas, egipcios, amerindios... todos ofrecen una doble posibilidad simultánea para nuestros futuros, no solo globales sino individuales. Todos cuentan que hacia el 2012 (lustro más, lustro menos) el mundo será destruido y la humanidad sufrirá un kaos, pero también cuentan (qué curioso!) que todos seremos felices y comeremos perdices. No como un contínuo en el tiempo, sino como dos opciones que existen simultáneamente y cuyo desarrollo depende absolutamente de nosotros.
Así mismo, la física cuántica nos relata que todo es relativo, que nada está escrito, y que cada uno costruimos nuestras vidas y la vida de la raza según nuestras decisiones. Lo avalan con un descubrimiento absolutamente asombroso: dos átomos, de características totalmente distintas, pueden coexistir en el mismo tiempo y en el MISMO ESPACIO. Luego dos posibilidad existen simultáneamente, y solo se revela el que elegimos nosotros revelar. Interesante!
A escala muy pequeña, yo puedo prometer y prometo que uno puede decidir si su día va a ser una mierda pinchada en un palo o una
maravilla de Imalay.
Por ejemplo hoy: fiesta en Madrid, luego marrones en el curro que nadie solucionará... miles de propuestas por pasar... campañas Murphy-type... encima no he dormido mucho, y cuando suena el despertador zas! está lloviendo. En la radio cuentan lo de China, y me voy a la ducha pensando en todas esas madres buscando a sus niños.. y todavía es jueves!
Qué decido? He estado a un micromilímetro de salir a la calle con cara perruna, cagarme en to lo que se mueve, ir a codazos en el metro, no dejar sentar a la señora (que se joda), llegar al curro quejándome del tiempo y del trabajo acumulado, no participar en ninguna conversación porque tengo una nube particular lloviéndome encima de la peluca...
Pero, con un esfuerzo bastante sobrehumano y después de algunos improperios soltados en la intimidad de mi hogar, he salido a la calle agradecienco la lluvia porque no pasaré sed este verano, me he divertido viendo a mi peke con su paraguas de Winny de Pooh, he sonreído a las otras madres de la guardería, he sonreído en el metro, he escuchado el último disco de Madonna mientras dejaba sentar a la señora del maletón enorme, he bailado un poco con el pie derecho (je), he llegado al curro disculpándome por un ataque de rabieta que tuve ayer, y me he puesto a charlar con mis compis de las noticias de la radio y el periódico, para compartir ese dolorcito que llevaba dentro y poder asumirlo un poco mejor.
Sencillo? Ja. Nada sencillo. Aún me siento triste, pero confieso que mucho menos. Y sonrío sin casi esfuerzo! Y me encantan mis compañeros de curro que me cuentan Operación Triunfo porque yo nunca lo veo hasta el final, y me encantan mis proveedores que me cuentan sus penas y glorias mientras me suben una campaña al Google, y me encanta mi trabajo mucho más que si hubiese llegado con mi cara perruna.
Y me gustan los átomos, porque son muy pequeños y muy grandes, y porque parecen galaxias, y porque me recuerdan a la máxima que dice "como es arriba es abajo", y así todavía me creo más que lo que yo (todos) hago a pequeñísima escala afectará en gran escala de algún modo.
Un átomo, mira qué bonito él.