dimarts, d’abril 08, 2008

Juguetes ASUN

Hace un par de fines de semana, en la ciudad natal de Gato sucedió una cosa tremenda: la panadería de toda la vida dejó de hacer Tortugas de pan dulce porque la había comprado la cadena de panaderías moderna de la ciudad. Gato estaba desolado, tenía ese brillo triste en los ojos de aquel que ha perdido para siempre algo muy valioso de su infancia... en este caso, las Tortugas de pan dulce. Recuerdo que, asustado, preguntó a la panadera (dieciocho años más joven que nosotros, por lo menos... qué iba a saber ella!): "¿Pero no dejaréis de hacer la coca de Recapta, verdaaaad?" La respuesta fue: "ah no, esa no, pero por encargo" Dónde íbamos a parar! Por encargo! Es que la gente ya no come coca de Recapta? Es que ya nadie pide Tortugas de pan dulce? Pues yo quiero una, y la quiero ahora! Gato siguió con su disertación desesperada durante todo el camino de vuelta. Yo le miraba comprensiva, con cierta nostalgia compartida (las tortugas estaban buenísimas y mi querido Gato llevaba comiéndolas desde los 3 añitos). No pude evitar pensar en mis tesoros infantiles ya desaparecidos, los que no podré ya comprartir ni con Gato ni con mi hijo. Entre ellos alguna farmacia de las antiguas donde me llevaban mis abuelos... la frutería donde aquella señora andaluza y salada me indició sabiamente que una comunidad de piojos habitaban mi cabeza...la tienda de ropa donde mi madre se empeñaba en vestirme de azul y rojo mientras que yo solo quería rosa y puntillas...

Pero ayer sucedió algo fatal. Más fatal si cabe que la desaparición de la señora Tortuga de Azúcar: ayer pasé por el barrio de mis abuelos (ya fallecidos) y ya no estaba JUGUETES ASUN. ¿Pero cómo es posible? Me he pasado los últimos dos años imaginando todos los detalles de mi plan perfecto: cuando Joan sea más mayor, iremos a Juguetes ASUN, como yo hacía con los abuelos y mis padres, y elegiremos cuidadosamente y con mucha ilusión todos los regalos de la lista de los Reyes Magos. He imaginado ese momento de mil maneras, y siempre la sonriente cara de Asun ponía la guinda final a tanta felicidad. Y ahora ya no podrá ser.

Hace unos meses, caminando por el barrio, me paré en el escaparate de Juguetes ASUN y estuve tentada de entrar, preguntar por Asun, explicarle cón cuantísimo cariño la recordaba y decirle que los reyes magos tendrían que pasar por allí para recoger los regalos de mi Minino ese año...pero no lo hice, me quedé como una niña pequeña con la nariz pegada al escaparate, mirando embelesada un gigantesco castillo rosa.
Y ayer, pasando con el taxi por delante de la esquina de Juguetes ASUN, preparada como siempre para mirar el pequeño escaparate con todo mi cariño e ilusión... me encontré con una tienda de dietética. No es posible! Me he equivocado de esquina, esta no es! Oh Dios mío, sí que es, ahí está el Paseo, y el bar... luego en esta esquina es donde debería estar Juguetes ASUN. La fatal realidad me rodeó sin escapatoria. Y rompí a llorar. Y el taxista me miró rao. Y yo aún lloré más.
Mi hijo ya no conocerá Juguetes ASUN, y una parte de mi muy grande y querida murió ayer dentro de esa tienda pintada de verde. Era lo último que me recordaba a mis abuelos en el barrio, mi último vestigio de infancia en aquellas calles queridas. Ahora ya no hay nada.

Crezco, y el mundo cambia a mi alrededor. Y yo contribuyo a ello.. no soy una ingenua, compro en La Maquinista en vez de en Juguetes ASUN... pero en este caso era porque estaba esperando la ocasión especial. En el resto de casos es por comodidad.
Ojalá no hagamos todos lo mismo, para que todos los Juguetes ASUN de Barcelona y del mundo puedan subsistir, y con ellos nuestros abuelos y nuestros momentos más felices.

Una lagrimita por Juguetes ASUN.
Yayos y avis, os quiero estéis donde estéis.

2 comentaris:

Tenblog ha dit...

me he emocionado...

Gata con Botas ha dit...

UY gracias Tenblog! Que sepas que me leo tu blog, pero nunca tengo tiempo de poner cosas!!!

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