Yo estoy acostumbrada a vivir plácidamente dentro del primer grupo: los que navegamos entre dificultades de grados 0 al 1, que normalmente se solucionan invirtiendo tiempo (me han denunciado en mi compañía de seguros del coche por un accidente que jamás he tenido) o dinero (nadie puede ir a buscar al Bichito a la guardería los martes).
Cuando aparece la sombra de un problema de grado 10 afectando a alguien a quien quiero se me ponen los pelos como escarpias. Y esto me lleva sucediendo, con más o menos interrupciones, desde hace ya dos años. Enfermedades varias, unas existentes, y otras simples posibilidades por ahora descartables, planean sobre la persona a quien más admiro de mi vida: mi madre. Huelga decir que además de admirarla la AMO.
No puedo más que pedirle a la Vida que todo esto sean solo sustos, que queden en conversación de cena de Navidad, que en un futuro no muy lejano nos riamos acordándonos de tantas pruebas y tantos diagnósticos, y que mi mami se quede conmigo eternamente, si puede ser... Si no puede ser, 110 años estarían bien.
Gracias, Vida. Gracias.

3 comentaris:
En esta Vida, la esperanza siempre es lo último que se pierde. Y para estas cosas (y lo digo por experiencia propia) siempre muchos ánimos y optimismo por mucho que se tuerzan. Es la clave.
Quina foto més bonica! Està preciosa!
Ja veuràs... a la Vida ens agrada espantar-nos de tant en tant, però només serà això.
I tu saps millor que ningú que el dia que marxen, no ens abandonen del tot!
Ah! i t'estimo (que no ve a cuento però t'ho vull dir)
Gràcies pels ànims a tots dos.
Egotista, ja ho saps oi? que jo també t'estimo! A tu i a tota la teva descendència :-)
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